Nota de opinión por: Rocio Lobáton, directora del proyecto Boyacá Rural
En el mundo se han firmado alrededor de diez acuerdos de paz que han hecho historia, los cuales son, el Salvador en 1.991 donde se pactó reformas constitucionales sobre la tenencia de la tierra, Sudáfrica en 1.994 con Mandela en el poder, Guatemala en 1.996, Sierra Leona y Angola en 2.002, Nepal en 2.006 después de una guerra de 10 años, Indonesia luego de 15 mil muertos puso fin a los enfrentamientos en el mismo año, en Irlanda del norte en 2.007 se firmó el tratado conocido como viernes santo, en Burundi en 2.008, en Sudan del sur en 2.011 se concretó las negociaciones tras el deceso de más de 1 millón de personas, y en 2.016 se consolidó el acuerdo de paz en Colombia, dentro del marco de un conflicto armado de cinco décadas aproximadamente, el cual fue originado entre otras causas, por una contienda bipartidista de liberales y conservadores, inequidad en la propiedad de terrenos fértiles, grupos armados ilegales, bandas criminales y carteles de narcotráfico.
En 2020, se cumplió cuatro años de la firma de este pacto por la paz, los cuales son el termómetro para calcular que se ha adelantado. Aquí una síntesis de los principales acontecimientos: En septiembre del año pasado, la Procuraduría General de la Nación llamó la atención al Gobierno nacional sobre la forma «desarticulada» con la que se avanza en la implementación, asimismo el instituto académico KROC que es el encargado del estudio internacional de paz, reveló que se debe garantizar la seguridad continua, siendo la mayor amenaza, pues cerca de 200 firmantes de paz fueron asesinados después de la puesta en marcha de estos acuerdos, además advirtió, que la Reforma Rural Integral (numeral 1) y la solución al problema de las drogas ilícitas (punto 4), los avances han sido minúsculos, y declara que durante la pandemia por Covid-19, las amenazas a la paz no han desaparecido, ya que actores armados ilegales y grupos criminales intentan aprovecharse de la actual crisis.
Los minúsculos avances a la reforma rural integral hace referencia, a que en agosto de 2020 de las (16) dieciséis hojas de ruta de las Regiones y de los planes de las Zonas Estratégicas de Intervención Integral, se elaboró solo (1) una en el Catatumbo, las (15) quince restantes se esperaban para la finalización de ese año según informo la Consejería Presidencial para la Estabilización y la Consolidación, en esta única hoja NO está claro la forma en la se abordara la sustitución de cultivos ilícitos, ni el acceso y formalización de las tierras; las comparaciones siempre serán la mejor medida, y es necesario echarle ojo a lo siguiente, en la presidencia de Juan Manuel Santos después de la firma de los acuerdos se formalizaron 1.961.445 hectáreas, y lo que lleva gobernando Iván Duque se ha formalizado 386.705 hectáreas, para cumplir con lo pactado se deben concretar 700.000 cada año, desde el inicio de los acuerdos se entregaron 1.909 hectáreas a los campesinos, y en este gobierno solo 317, el balance general del punto uno, es que se está haciendo solo el 0.08% de lo que se debería estar cumpliendo.
¡Señor presidente, paz con legalidad como usted dice, pero para todos los colombianos y en el tiempo y momento que se acordó en la Habana cuba, en noviembre de 2016!
Rocio lobatón
En resumidas cuentas, la implementación de la reforma rural integral es un camino largo que, este gobierno, al parecer, no quiere adelantar. La ONU reconoció que la mujer rural en Colombia, es promotora de paz, sin embargo, se sigue dejando de lado su valiosa participación, además algunos medios de comunicación, muestran resultados «celestiales» dándole vuelta a las cifras, y confundiendo al televidente.