La economía colombiana comienza desde el campo, desde las pequeñas huertas y sembradíos que desde tempranas horas del día, millones de labriegos dedican su esfuerzo y esperanzas para entregarnos sus mejores productos. Pero que lastimosamente y con gran preocupación, los campesinos debido a la cuarentena que obligo el COVID-19, se están viendo gravemente afectados, dado a que están perdiendo sus cultivos por falta de comercialización en el caso de los frutales, por que «no son tan indispensables» en una canasta familiar.
No hay nada que pensar, consumir fruta nacional cultivada y cosechada por campesinos colombianos, ya de por si es beneficioso para la salud; no solo por su alta calidad, variedad y diversidad de riquísimos nutrientes, sino porque a su vez, se apoya a millones de familias que no tienen otra forma de sobrevivir, cada vez que se consumen sus productos.
Es por esta razón que nace por parte del joven diputado de Boyacá, Hugo Rosas Romero, líder ambiental y promotor del agro colombiano, la iniciativa #YoConsumoFrutaCampesina. Una idea que nace a partir de la crisis para apoyar a los agricultores colombianos, invitando al consumo de jugos naturales y dejando de lado las gaseosas, las cuales asegura que son bastantes dañinas para la salud.
Cada vez que que se reemplaza una gaseosa llena de azucares refinados, anilina, químicos y demás, por un jugo natural con fruta colombiana, no solo se cuida de la diabetes sino que apoya una familia campesina y evita que pierda sus cosechas y quede en la ruina.

A su vez Andrés Guerrero, el joven activista en Boyacá, quien través de sus redes sociales, impulsa y apoya la labor campesina, enalteciendo la producción artesanal y cuidadosa de todos los saberes del campo, se ha sumado a esta importante iniciativa, con el objetivo de que cada colombiano que vive en la ciudad adopte una fruta de cada región en cada uno de sus hogares.
El Gobierno Nacional, lastimosamente no llega a todos los rincones del país, los servicios médicos, de educación y seguridad no están cubriendo a todos por igual. Pero se puede aportar un granito de arena, exigiendo la compra y consumo de productos del agro colombiano, empezando por el consumo propio.
De seguro cuando un ciudadano va a las grandes cadenas de supermercados a comprar sus alimentos importados en plásticos, muy pocas veces se detiene para analizar si aquella manzana o pera, tendrá la calidad que realmente su salud requiere. Mientras que en las fincas de los campesinos colombianos, las cuales están a horas de la capital colombiana, y en las que se produce una fruta exquisita y por grandes cantidades, muchas veces mal paga por los intermediarios, se está perdiendo por causa de esta pandemia.
Apoyemos al campesino con algo más que likes en redes sociales e historias donde romantizamos su pobreza, apoyémoslos comprando sus productos, exigiendo a nuestros vendedores producto nacional sobre el importado, solo así este país saldrá de la pobreza, solo así la paz será una realidad y los campesinos tendrán una verdadera dignidad y valor de su inmenso y muy poco reconocido trabajo.