El pasado 10 de mayo los santandereanos, y algunos compatriotas de diferentes partes del país, salieron a marchar en contra de la megaminería que se piensa realizar en el páramo de Santurbán.

Este páramo tiene poco más de 99 mil hectáreas en las que se albergan 26 lagunas cuya altitud se encuentra entre los 3.000 y 4.400 metros sobre el nivel del mar; tiene 456 variedades de plantas y 293 especies de fauna que proveen el agua a 2,2 millones de personas. Es decir, un ecosistema envidiado por más me medio mundo, está a punto de ser destruido debido a la falta de garantías que ofrece el Gobierno dentro de sus políticas públicas ambientales.
Minesa, la empresa encargada de solicitar la licencia ambiental para la explotación del páramo, expone que el páramo no se tocará ya que la parte en la que se va a excavar es una mina subterránea en el límite de Sotonorte, por supuesto, los municipios que integran esta región están del lado de la multinacional, pues están convencidos que podrán participar laboralmente lo cual tendrá un impacto positivo para ellos.
La desinformación que se traduce en estrategias vulgares, valiéndose de la necesidad de las personas, ha hecho que para algunos habitantes el agua sea relegada por debajo del dinero, pues Minesa, según Erwing Rodríguez, del comité de defensa del páramo, piensa remover, para un proyecto a 25 años, siete mil toneladas diarias de roca, lo que equivale a siete veces lo que recibe el relleno sanitario de Bucaramanga en basuras al día.
También van a utilizar 35 mil toneladas de explosivos durante toda la fase de su proyecto, entonces es imposible que no se vaya a afectar Santurbán y sus ecosistemas circunvecinos que de por sí son considerados frágiles y vulnerables.
Esta lucha a favor del agua, la cual se viene presentando en Santander, inició hace muchos años en varias partes del país. Un ejemplo de esto es el municipio de Tauramena, pues en el año 2014, la comunidad y su ex alcalde, Alexander Contreras, frenaron el proyecto Odisea 3D, el cual contemplaba la exploración sísmica, perforación, producción y transporte de hidrocarburos en esta región.
El municipio de Tauramena, en Casanare, le dijo no a la exploración y explotación petrolera en su territorio, a través de una consulta popular, mecanismo que la ley quiere derogar desprotegiendo los recursos naturales del país. Alexander Contreras, ex alcalde del municipio, le dio la potestad a su pueblo con el fin de decidir qué era más conveniente para Tauramena a pesar de las presiones políticas que se ejercían, desde ese momento se dejó por entendido que el agua es el recurso más valioso que tenemos.
Mandatarios como Alexander Contreras de Tauramena en 2014 y el actual alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, reconocen los impactos medioambientales que tienen este tipo de prácticas dentro de los territorios. Son ejemplo para el resto del país pues, han frenado la locomotora minera que se ha empeñado en iniciar sus labores en las zonas donde nace el agua.
Lo que queda es que el Estado escuche la voz del pueblo y detenga este crimen vil que se quiere perpetuar contra los recursos naturales de nuestro país.